A pesar de la prohibición internacional, aún se emiten los
clorofluorocarbonos causantes de la pérdida de esa capa; según la NASA,
se extendió a 24.3 millones de
km.
El
agujero de ozono sobre la Antártida desaparecerá posiblemente en 60 años, es
decir, 15 años más tarde que lo estimado hasta ahora, según un nuevo estudio
publicado en la página de internet de la revista científica británca Nature.
Esto se debe a que se siguen emitiendo a la atmósfera
clorofluorocarbonos (CFC), a pesar de que rige en todo el mundo una
prohibición de producción de estas sustancias dañinas para la capa de
ozono.
Los CFC se encuentran aún en viejos refrigeradores,
extintores de incendio y sistemas de aire acondicionado, explicaron
investigadores en un encuentro de la Unión de Geofísicos estadounidenses en
San Francisco. Debido a la destrucción de la capa de ozono llega más
radiación ultravioleta a la superficie terrestre, lo que puede causar
daños a la piel, e incluso cáncer.
En la atmósfera hay más CFC que
lo estimado, según los resultados coincidentes de estudios de diferentes
grupos de científicos, así como estudios modelo matemáticos.
"Nosotros partimos de un lapso de hasta 2065" hasta que el agujero se
cierre, dijo John Austin, un especialista de modelos informáticos del
laboratorio geofísico de Princeton, en Nueva Jersey.
Las emisiones
de CFC fueron medidas en vuelos a baja altura sobre Estados Unidos y Canadá.
"Esperábamos que estos reservorios estuvieran casi agotados", manifestó
decepcionado Dale Hurst, de la Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) en Boulder, Colorado.
Según mediciones realizadas por la NASA, el agujero de ozono sobre la
Antártida alcanzó en la primavera (austral) de este año un tamaño de
24.3 millones de kilómetros cuadrados. El agujero de ozono sobre el
Ártico, más pequeño, podría desaparecer alrededor del año 2030,
pronosticaron los investigadores.